28 enero, 2019
Heladas, una barrera a la rentabilidad
¿Cómo identificar la severidad de un daño por helada en el cultivo de maíz?
El cambio climático es un tema importante en el que hay que poner atención para la agricultura actual y del futuro, es bien sabido que los factores climáticos en ambientes abiertos no los podemos controlar; sin embargo, sí podemos reducir estos efectos negativos con algunas prácticas agrícolas.
Año con año el agricultor enfrenta diferentes desafíos climáticos, como lo son: las sequías que cada vez son más largas, las lluvias son más limitadas o simplemente se atrasan o adelantan, incluso granizadas o heladas que antes no eran tan comunes, hoy en día es un reto importante para los agricultores, ya que les dificulta encontrar el momento óptimo para sembrar.
Haciendo referencia a esta última condición, existen hoy en día variedades híbridas modernas que relativamente son tolerantes al frío. Sin embargo, existe la posibilidad de que las heladas dañen o no, a plantas jóvenes, dado que el punto de crecimiento sigue estando debajo de la superficie del suelo. Ahora, hablando de las plantas que alcanzan la etapa V5 en adelante (alrededor de 25-30 cm de altura), pueden llegar a tener afecciones, ocasionando la muerte de éstas. La retirada o la muerte del tejido foliar por encima del punto de crecimiento, solo tiene un efecto muy limitado sobre el crecimiento y el rendimiento en estas etapas iniciales. En la siguiente imagen se muestra daño por helada en el cultivo de maíz:
¿Cómo identificar si nuestro cultivo fue dañado con las bajas temperaturas o heladas?
Cuando este daño es ya considerado severo, mayormente se debe a que el punto de crecimiento se encuentra ya fuera de la superficie del suelo que es donde se encuentra la susceptibilidad a los cambios de temperatura, que es a partir de las etapas de V5 y V6 en adelante. Considerando esto en etapas tempranas (antes de V5), cuando el punto de crecimiento se encuentra aún por debajo de la superficie, el daño puede ser menor o reversible.
El resultado final de una afección por helada o bajas temperaturas, es un rendimiento muy por debajo del potencial del híbrido, afectando el punto de equilibrio del cultivo para el agricultor.
Para identificar de manera visual si el punto de crecimiento fue dañado, se realiza un corte transversal como se muestra en la imagen, y se observa si el punto de crecimiento se encuentra necrosado, o de un color oscuro.
Ver imagen comparativa:
El anterior se refiere a un caso donde la afección se vuelve irreversible pues es en esta etapa o incluso antes donde inicia la formación de la mazorca.
Existen daños no tan severos donde se alcanza a corregir la afección, estos pueden ser cuando la parte afectada solo ha sido el área foliar sin dañar el punto de crecimiento, ápice y cogollo, o si los daños en estas partes fueron mínimos.
Es importante considerar que no es necesario una helada para que la planta entre en estrés; Por ejemplo, cuando la temperatura desciende de los 10°C, la planta sale de su ambiente óptimo, y no desempeña su función correctamente, tomando en cuenta que el rango óptimo de temperatura para el cultivo de maíz, es entre los 10°C a 30°C.
Si observamos el siguiente mapa, podemos encontrar que el año pasado (diciembre) se registraron temperaturas menores a 10°C en la zona norte del país, donde se concentra gran parte de la producción de este cultivo, (tomando en cuenta que en este mes se registraron las últimas siembras de la temporada de otoño-invierno). Para enero la temperatura se mantuvo en ese promedio afectando a las plantaciones en etapas de V4 y V6, siendo en estas etapas, donde se concentra la mayor superficie sembrada al momento del descenso de temperatura de esta importante zona del país.
El cambio climático como se menciona arriba, es una condición que hasta ahora no podemos modificar, es una condición a la que debemos estar preparados y usar diferentes prácticas agrícolas que puedan reducir los daños de esta situación. Desde el punto de vista nutricional, es importante mantener una nutrición balanceada en las etapas de mayor demanda de nutrientes (siembra - V4 y V6), resolviendo así, el aporte energético y la disminución de estrés, que el cultivo pueda manifestar a causa de bajas temperaturas.