16 octubre, 2019

Una alimentación saludable comienza con cultivos más sanos

Por: María Flores Camarena

• El día de hoy se celebra el Día Mundial de la Alimentación. Las Naciones Unidas hace un llamado a que tomadores de decisión, empresas privadas y sociedad civil tomen medidas para lograr dietas sostenibles y el #HambreCero. • Según la FAO, más de 820 millones de personas sufren hambre en el mundo. Pero la seguridad alimentaria no solo es una cuestión de cantidad, sino también de calidad.
Día Mundial de la Alimentación
Día Mundial de la Alimentación

La deficiencia de nutrientes es uno de los problemas que afecta a los cultivos en Latinoamérica en al menos un 50%. Lo que pocos se imaginan es el impacto que esto tiene en la salud humana: la falta de macro y micronutrientes puede originar problemas de crecimiento, debilidad muscular, osteoporosis y diabetes, entre otras enfermedades[1].

Para Yara, líder mundial en producción y comercialización de fertilizantes minerales, estas deficiencias podrían prevenirse desde los alimentos, mediante una adecuada nutrición de cultivos. Por eso, la compañía noruega decidió sumarse al Día Mundial de la Alimentación, el próximo 16 de octubre, para educar a la población sobre el papel que juegan los fertilizantes en una dieta sana y sostenible.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en nuestra región 294 millones de personas sufren de 1 o 2 formas de malnutrición, pero lo más preocupante es que la mayoría afectada son niños y adolescentes. Por eso, pensar en salud también significa pensar en agricultura.

Los fertilizantes son los responsables de facilitar la producción de la mitad de alimentos que el mundo consume, así como de aportar a estos alimentos los nutrientes y minerales necesarios, para el óptimo desarrollo de los seres humanos. Cultivos sanos nutren personas sanas”, afirma Margarita González, Directora de Agronomía de Yara para América Latina.

Sin duda, cada vez se habla más sobre la importancia del origen de la comida y la forma en que se produce. En este sentido, una nutrición de cultivos adecuada permite garantizar la calidad, inocuidad y trazabilidad de la comida que los consumidores exigen cada vez más, particularmente en el mercado de frutas, cereales y vegetales.

Si queremos tener una dieta saludable, debemos empezar por preguntarnos qué tan bien se nutren los cultivos. Los hombres y las mujeres que se dedican a la agricultura juegan un papel fundamental en la obtención de alimentos nutritivos y alcanzar el objetivo de Hambre Cero en la Agenda 2030; de ellos depende que el suelo recupere elementos tan esenciales para la vida, como el fósforo, potasio, calcio, hierro y zinc, entre otros”, afirma Patricia Rodríguez, Gerente Técnico para Yara México.

El zinc, por ejemplo, es vital para tener niños más grandes y con mejor desarrollo cognitivo, por lo que se debe garantizar su consumo en mujeres embarazadas e infantes. Por otro lado, el hierro es determinante para combatir la anemia, que afecta a una buena parte de la población en los países de Latinoamérica.

En realidad, el contenido nutricional de los alimentos está directamente relacionado con la preparación del suelo. “Hay algunos alimentos con mayor capacidad de absorción y concentración de nutrientes claves para el desarrollo humano. Sin embargo, si no logramos que estos elementos estén disponibles en las plantas, a través de fertilización mineral balanceada, el alimento será pobre nutricionalmente”, señala Rodríguez.

Pese a ello, la mayoría de los agricultores latinoamericanos utiliza fertilizantes convencionales como la urea, el sulfato de amonio y el cloruro de potasio, los cuales no aportan los nutrientes necesarios, y por otro lado, generan altas emisiones de gases de efecto invernadero, e incluso, acidifican el suelo.

Para los expertos de Yara, este tipo de prácticas agrícolas resultan ineficientes y obsoletas, pues existen fertilizantes de última generación, que proporcionan elementos indispensables para los cultivos y la salud humana.

Con el uso de fertilizantes especializados, gana la población, porque consume alimentos con alto contenido nutricional; gana el agricultor al obtener mayores rendimientos en sus cosechas y productos de mayor calidad; mejora la economía local al contar con productores más competitivos; y gana el Gobierno pues evita enfermedades asociadas con el déficit de nutrientes, con lo que reduce su gasto en salud pública”, concluye Margarita González, Directora de Agronomía de Yara para América Latina.

¿Orgánico o mineral?

En 2050, el mundo tendrá que producir 60% más alimentos para abastecer a cerca de 9.7 billones de habitantes. Sin embargo, la pérdida de área cultivable pone en riesgo nuestra seguridad alimentaria y desafortunadamente la fertilización con abonos orgánicos no garantiza los incrementos de productividad y la calidad de cosecha que los mercados exigen.

La fertilización mineral permite maximizar el rendimiento de los cultivos, gracias a su aporte de nutrientes de origen natural, lo que incrementa la rentabilidad de la agricultura y mejora la calidad de vida de los productores. Mientras que los fertilizantes orgánicos mejoran las propiedades del suelo, los fertilizantes minerales proveen los nutrientes que las plantas necesitan; por eso, la fertilización orgánica y mineral no pelean: son complementarias.

Acerca del Día Mundial de la Alimentación

Cada año, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) celebra el Día Mundial de la Alimentación el 16 de octubre para conmemorar la fundación de la Organización en 1945. Se organizan eventos en más de 150 países de todo el mundo, lo que lo convierte en uno de los días más celebrados del calendario de las Naciones Unidas. Estos eventos promueven la toma de conciencia y de medidas en todo el mundo para aquellos que sufren hambre, y otras formas de malnutrición, y la necesidad de garantizar la seguridad alimentaria, y una alimentación sana para todos. El Día Mundial de la Alimentación también es una oportunidad importante para enviar un mensaje contundente al público: podemos acabar con el hambre y todas las formas de malnutrición en el curso de esta vida, y convertirnos en la Generación del Hambre Cero, pero para lograr este objetivo debemos trabajar juntos.

Según la FAO:

  • Más de 820 millones de personas sufren hambre en el mundo.
  • 149 millones de niños menores de cinco años sufrente retraso del cercimiento y 49 millones se ven afectados por la emaciación.
  • Más de 670 millones de adultos y más de 120 millones de niños y niñas (de 5 a 19 años) son obesos.
  • 40 millones de niños menores de cinco años tienen sobrepeso.
  • Las dietas poco saludables combinadas con estilos de vida sedentarios, constituyen el factor de riesgo principal de discapacidad y muerte por medio de las enfermedades no transmisibles.
  • Los problemas de salud relacionados con la obesidad cuestan a los presupuestos nacionales en todo el mundo aproximadamente 2 billlones de dólares en tratamientos anuales.
  • Las diferentes formas de malnutrición pueden coexistir dentro del mismo hogar e incluso del mismo individuo durante toda su vida y pueden transmitirse de una generación a otra.
  • El daño ambiental ocasionado por el sistema alimentario podría aumentar del 50% al 90% debido al mayor consumo de alimentos procesados y carnes en los países de ingresos bajos y medianos.
  • El cambio climático amenaza con reducir tanto la calidad como la cantidad de cultivos, disminuyendo los rendimientos.

 

[1] Shenkin, A. “Micronutrients in Health and Disease.” Postgraduate Medical Journal 82.971 (2006): 559–567. PMC. Web. 16 Oct. 2018.